Despojos de una ilusión
…Entonces miré al rededor y solo estabas tú bajo un flamboyán,
bajo la lluvia rauda y apacible. No había más solo la lluvia, el
flamboyán y tú…
…Entonces me miraste y abriste los brazos. En tu mirada el
sosiego, tu cuerpo; una divinidad. Me dirigí hacia ti aunque no
sentí mis pies moverse…
…Al fin junto a ti estuve, tus manos en mis manos, nuestros cuerpos
a menos de un palmo, nuestros deseos ligados en uno. La lluvia caía
confundida con las llamas rojizas de aquel árbol francés. Era un
primer plano digno de inmortalizarse por las artes plásticas…
…Allí no había paisaje ni horizonte, la lluvia, al caer no
producía sonido alguno, tus ojos en los míos disfrutando un momento
fuera del tiempo. Aquel escenario rompía con cualquier canon antes
establecido…
…Las gotas de agua caían sobre nosotros hasta empaparnos; lluvia
catalizadora de reacciones sublimes que desencadenaron un beso en el
cual se perdió nuestra individualidad, entonces pude escuchar
secretos relatados por nuestra humedad. Y mientras esta cantaba,
nosotros nos envolvíamos como dos flamas en una misma hoguera.
Instituíamos las bases de un nuevo canon, canon que hoy en día se
considera apócrifo; escribíamos versículos del evangelio según
Amar…
…Y entonces volví sobre mi, mire a todos lados, mis brazos
buscaron tu abrazo y me di cuenta de que definitivamente estaba
devuelta en la realidad, realidad en la que tu no estas. En ese
instante mi vida volvió a ser miserable…