jueves, 7 de mayo de 2015

Soñar


   Encallan mis sueños en tu pelo todas las noches y yo feliz los abandono para deslizarme hasta tu oreja y cantarte mi devoción, luego me dejo rodar por tu cuello sintiendo tu sangre tibia, tu respirar y tus latidos. Te contemplo un rato, te doy un beso en la nuca y despierto a mi vida con ansias de volverme a dormir.

Frustracion

Trate de extraerle versos a la pluma sin éxito alguno. La agite, la solté, la volví a tomar, amenace con no volver a escribir mas y hasta a tome con la mano derecha.

Obligue a las palabras que se combinaran en en versos y de mala gana me dieron frases sin sentido.

    El péndulo y tu boca...
        los abrazos de agua dulce...

Renuncie, me di cuenta que hoy no era noche de escribirte versos a pesar de que miles de cosas se me agolpaban en el pecho y en las manos y en los ojos, las lágrimas.

Solo puedo confesar que

    Te veo como el mendigo desnudo y descalzo que empaña  con su aliento los cristales de los escaparates donde ríen bien vestidos y cínicos  los maniquíes -los que tienen cabeza-.

domingo, 3 de mayo de 2015

Juramentos de Luna llena




La luna llena, aguda sobre el cielo sureste tornaba la mar en plata, y de un blanco celestial la espuma sobre las crestas de las olas promiscuas que se precipitaban contra las peñas.

Nos supimos perdidos desde el momento en que nos embriagamos de mar y Neptuno mojo nuestros corazones descalzos. Las viejas tablas del muelle cuchicheaban y crujían versos, conjuraban.....

 

La alquimista luna y su luz de plata....
La sinfonía del mar atrapada en tu pelo...
Las olas sin pudor entregándose a las peñas...


Los besos empezaron tímidos, sinceros y blancos. Blancos como la espuma sobre las olas. Los besos se humedecieron, se aceleraron y hablaron su propia lengua, derritieron los casquetes de nuestras manos, desafiaron a Neptuno y vaciaron su propio océano que la luna gustosa transmuto en plata. Y nos puso en medio como un atolón de realidad en medio de este mar de espejos.

 

Tus manos; único punto fijo del universo...
Los besos, autónomos...
Tus manos tomándome de lienzo...
 
Susurramos mil te quiero...
Los corazones descalzos juraron imposibles
Mientras la Luna solemne
aguda en el cielo sobre nuestro mar de plata
a cada invocación parecía responder Amén.



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