domingo, 14 de abril de 2013

Disuelveme en ti

          Cuanto me gustan tus besos agridulces cargados de promesas, ungidos de quietud contagiosa. Quien siquiera imaginaria que tan exuberantes besos provienen de unos labios en sus plásticos. Nuevos y temblorosos.

          Es un placer navegar en las notas de tus risas; garantía de tus certidumbres. Hermosa sonrisa tienes y en su lenguaje universal están encriptados todos tus misterios.

          No se si es un anhelo, un deseo o una suplica, o una necesidad, que me mires con tus dedos, mirame desnudo, tocame allá dentro en el fondo, allá donde el fuego hela, allá donde se yergue la herida, presiona y detén la hemorragia por donde se me escapa la vida.

          Déjame hoy naufragar en tu sudor; encallar en tu pecho, que la sal de tus mareas mate la insipidez que nubla mis cienes. Yo orare por tu paz pero amare tus tempestades y te admirare en tu quietud, ascincronica e hipnótica.

          Concédeme el honor de ser el Magallanes de tus estrechos, y  de nombrar tus mares, y de cartografiar tus virtudes, y sondear de tus fosas las magnitudes. Me anclare con un beso a tu ecuador no lo dudes.

          A la libertad de tu boca amárrame,
          a la longitud de tu abrazo circunscribeme.
          En ti me quiero disolver
          y con el tiempo a ver
          si la hemoglobina de tu sangre puedo ser.